Por la devaluación, cayó 18% el PBI medido en dólares
Por la devaluación del peso –y, en menor medida, la baja de la actividad– en un año el valor de la economía argentina medida en dólares cayó el 18,2%. De contabilizar US$ 589.747,2 millones en el primer trimestre de 2012, descendió a US$ 482.131 millones en igual período de este año.
Si se toma en cuenta la población, el PBI per cápita descendió de U$S 14.052 a U$S 11.361, una caída de casi el 20% por el mayor número de habitantes.
Estas cifras son del Ministerio de Economía, que realizó estos cálculos sobre la base de que en un año el dólar promedio trimestral pasó de $ 5,01 a $ 7,63: un 52,2% más, con un PBI que, en términos reales, tuvo una leve baja, aunque a nivel nominal subió 24%.
El valor oficial del PBI incorpora la discutida revisión última que determinó que el valor de la economía argentina era casi un 30% más alto. Con este nuevo valor, el PBI actual es inferior a los de los últimos tres años. Y sería aún más bajo si se toman los distintos tipos de cambios paralelos.
Esta depreciación del PBI en dólares se extiende a casi todas las variables económicas: el valor de la propiedad o los ingresos en dólares de profesionales, trabajadores o jubilados también sufrieron una baja medidos en moneda extranjera.
Así, toda una serie de indicadores en moneda extranjera que se relacionan con el PBI tuvieron una fuerte alteración por la combinación de la revisión de la medición y la depreciación del peso.
Uno de ellos es el indicador de endeudamiento a través de la relación deuda/PBI. Como tras los acuerdos en el Ciadi (el tribunal del Banco Mundial) y con el Club de París y los bonos a Repsol por YPF, la deuda pública sumaría US$ 250.000 millones, esa relación ronda ahora el 55% del PBI.
De todos modos, si bien esa relación mide el grado de endeudamiento, no debe confundirse con la capacidad de pago de un país. Eso depende, entre otras variables, de los dólares que genere la economía, el nivel de reservas, el crédito internacional, si el Tesoro registra déficits o superávits y el calendario de vencimientos de la deuda contraída en moneda extranjera. Además, otro inconveniente de este indicador es que el dólar puede estar “atrasado” o “adelantado”, agrandando o disminuyendo el valor del PBI.
En parte eso fue pasando en muchos momentos, como durante la convertibilidad (“atraso”) o inmediatamente después del default de 2001 y la devaluación posterior (“adelantando”). Ahora hay discrepancias entre los especialistas sobre a cuánto debería ascender el dólar oficial para que se lo considere “de equilibrio”. De aquí se desprende que el valor del PBI sufrirá bruscas alteraciones al compás de lo que vaya pasando con el tipo de cambio. Y también con el nivel de actividad porque desde fines de 2013 hay un proceso recesivo que viene perjudicando en especial a la industria y la construcción.
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