5 habilidades esenciales para la autorrealización
Los cinco impulsores del éxito es el nombre que reciben las cinco áreas de desarrollo de habilidades que trabaja el método Dale Carnegie.
1. Potenciar la autoconfianza
La autoconfianza es la capacidad que sentimos cada uno de nosotros para poder llevar a cabo una determinada acción. Es una habilidad que se puede y se debe entrenar. Cuantas más veces seamos capaces de salir de nuestra zona de confort, más seguros nos sentiremos para avanzar hacia nuestra visión.
El acompañamiento para dar los primeros pasos, lejos de ser una muleta, suele resultar clave. Sólo nosotros somos los responsables de nuestros pensamientos y de nuestras acciones. Somos nosotros quienes ponemos límites a nuestro campo. Somos nosotros quienes podemos romper las barreras que nos impiden ir más allá.
2. Fortalecer las relaciones interpersonales
Las personas hábiles socialmente crean conexiones de confianza con los demás, saben dar y saben recibir. Entienden que el ser humano es un ser social y que todos necesitamos de todos.
Lograr la cooperación entusiasta de otras personas para que se incorporen a nuestro proyecto, abrir canales de comunicación, compartir conocimientos y experiencias, mostrar un interés sincero y honesto por los demás y vivir en la generosidad son factores clave para nuestra realización personal y profesional.
3. Saber comunicar con mayor eficacia
Saber comunicar bien, de forma poderosa y efectiva, nos da una ventaja sin igual para conectar con los demás y llevarlos a la acción.
Las personas que piensan con agilidad, responden con rapidez de la forma conveniente y saben cómo expresar bien sus ideas son dignas de admiración. El liderazgo les viene casi por añadidura, de forma natural. Es un liderazgo efectivo. Logran despertar el interés en los demás, cautivar a sus audiencias. Y no olvidemos que ser buenos oyentes nos convierte en mejores comunicadores.
4. Desarrollar habilidades de liderazgo
Motivar e inspirar a los demás para que den lo mejor de sí mismos y avancen hacia su objetivo es una buena definición de la función del líder. El líder auténtico es generoso, es cercano, conecta con las necesidades de los demás y responde a ellas, se avanza a los hechos y expresa un carácter enérgico y conciliador.
La flexibilidad, el entusiasmo y la honestidad son valores clave del liderazgo. Ser líder no es una cuestión genética, sino de convicción. Un buen líder consigue que las personas actúen de una determinada manera y crean que han sido ellas quienes voluntariamente han decidido actuar así.
"La diplomacia es el arte de conseguir que los demás hagan con gusto lo que uno desea que hagan."- Dale Carnegie
5. Reducir el estrés y mejorar la actitud
El estrés nos discapacita, nos bloquea, nos limita en nuestras actividades y reduce nuestra energía. Es el enemigo número uno en la sociedad occidental. La calidad de vida se ve mermada, la motivación para llegar más lejos y las ganas de superación menguan cuando estamos estresados. La habilidad de afrontar situaciones desafiantes con una actitud constructiva no es tarea fácil, pero sí posible. Si sabemos cómo.
Es un factor determinante de nuestro éxito personal y profesional. Mantener un enfoque positivo incluso ante situaciones complicadas, y saber resolver conflictos sin procrastinar nos imbuye de la fuerza interior necesaria para superar las dificultades y dar un paso adelante y firme hacia nuestros objetivos.
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